Reseña histórica del Parque Nacional Cahuita y su comunidad
Los primeros pobladores de Cahuita llegaron a partir de la primera mitad del siglo XVIII, atraídos por el arrecife coralino, el cual años atrás constituyó el sitio de alimentación y refugio de grandes grupos de tortugas verdes (Chelonia mydas) y carey (Eretmochelys imbricata). Estas eran altamente apetecidas por los pobladores indígenas y negros, quienes en botes de remo y de vela, navegaban desde Bocas del Toro y desde la costa de Nicaragua.
La familia del señor William Smith fue la primera en establecerse en 1828 en el sitio denominado hoy día “Punta Cahuita”. Durante muchos años estos primeros colonos sembraron productos como ñame, yuca, cacao y coco y levantaron ranchos con piso y paredes de palma maquenque (Socratea durissima) y techos de hojas prensadas.
EN 1915 durante el gobierno del presidente Alfredo Gonzales Flores se funda el actual pueblo de Cahuita. El presidente, en agradecimiento a la población por la ayuda recibida durante el naufragio de su barco, dona un terreno en el cual es demarcado el nuevo poblado.
Para esta época la principal actividad económica de subsistencia que desarrollaron los pobladores de Cahuita fue la siembra de cacao y la pesca artesanal, pero, debido a la caída en los precios de éste producto y enfermedades que atacaron los cultivos obligó a sus habitantes a iniciar nuevas formas de subsistencia como lo fueron la tala de bosques y la ganadería.
Con este panorama en 1970 se crea el monumento Nacional Cahuita para proteger el arrecife coralino y en 1978 fue declarado Parque Nacional. Fue uno de los primeros Parques Nacionales creados en el país, para la conservación de la naturaleza y beneficio de todos los costarricenses y visitantes.
La comunidad de Cahuita ha dedicado grandes esfuerzos a la conservación de este Parque Nacional desde su creación. Es por esto que en 1998 se constituye el Comité de Manejo del Parque Nacional Cahuita, conformado por miembros de las organizaciones locales, así como por representantes del SINAC. Este comité desarrolla acciones para la conservación y uso sostenible de los diversos ecosistemas del Parque, realizando aportes importantes al desarrollo de la comunidad.
Riquezas culturales
En el siglo XVIII con la llegada de los afro descendientes se crean vínculos culturales entre los diferentes grupos étnicos provenientes de África y Jamaica. Dejando como legado costumbres y tradiciones tales como: la arquitectura que claramente se demuestra como el estilo jamaiquino que consiste en construir casas sobre pilares pintadas con colores llamativos.
La gastronomía caribeña se destaca por utilizar ingredientes propios de la región, como la leche de coco, para la elaboración del famoso Rice & Beans” caribeño o el inigualable “Rondón”, además del conocido “Patí” un pastel de repostería de carne, con especias y pimiento picante. Entre sus platillos también sobre sale el “Plantinta” (plantain tart), y el “Pan Bon”.
El calypso se empezó a escuchar en el Caribe de Costa Rica a partir del año de 1870 cuando arribaron personas, de etnia negra, de las islas de Jamaica, Barbados y Saint Kitts. Desde entonces la comunidad de Limón se ha encargado de hacer música calypso y rimar en esas melodías. El nombre que se les da a los cantautores de calypso en Limón es calipsonians, la cual tiene como significado “una persona que cuenta chismes, recicla rumores y transmite las noticias mientras resiste positivamente los embastes de los colonialistas en los siglos XIX y XX. (Monestel, M. 1993).
Riqueza Natural
El Parque Nacional Cahuita en sus 1067.9 hectáreas terrestres se conserva una importante muestra del Bosque Tropical muy húmedo anegado. En el área marina 600 de sus 22.400 hectáreas se protege el arrecife de coral más desarrollado de la costa Caribeña de Costa Rica.
El nombre Cahuita viene de los términos “Kawe” que significa “Sangrillo” (árbol de la zona) y “Ta” que significa “punta”, es decir “Punta Sangrillo”. Cuenta con 23,290 ha de cobertura marinas y 1,102 ha terrestres. En este territorio existe un conjunto de sistemas ecológicos como los arrecifes de coral que, por su estructura y diversidad, se consideran los más desarrollados del Caribe costarricense (Jiménez, et. al. 2011).